lunes, 15 de marzo de 2010

y salió el sol

Y salió el sol, y el fin de semana se “prometía prometedor”. Un pequeño dilema en el salón de casa: un sol radiante entrando por la ventana invitándote a salir a la calle. El mando de la televisión sobre la mesa recordándome el fin de semana deportivo de sofá y tele que se avecinaba. Como siempre, lo que no podamos llevarnos “palante” con el zapping televisivo lo seguimos por la radio.
La Formula1 otra vez de vuelta. Fernando Alonso se reencontró con la diosa victoria a grupa de su nuevo Ferrari, Pedro de la Rosa volvió al tajo de lujo de los trabajadores de clase media del mundial, y Jaime Alguersuari se reencontró en la parrilla de los que su objetivo es terminar la carrera y ganar a su compañero de equipo. Lo del Hispania Racing, mejor pasar de puntillas.
Lamentable que la televisión pública no retransmita el mundial de atletismo en pista cubierta. Nuestra atleta Natalia Rodríguez se proclamó subcampeona mundial del 1500, y tanto igual hizo Sergio Sánchez en el 3000. Nos perdimos por televisión ver a estos dos atletas blancos entre la elite africana mundial de raza negra del medio fondo mundial. Ruth Beitia también se llevo la plata en salto de altura, algo a lo que ya nos empieza a tener acostumbrados.
Contador vuelva a ganar la Paris-Niza. Este gran deportista, tan humilde como lúcido, nos demuestra lo equivocados que estamos los que pensábamos que el ciclismo es solo dar pedales. Es de admirar como con el corazón a más de 180 pulsaciones por minuto, en competición con muchos adversarios, con la extenuación de esfuerzo continuado, tiene la habilidad de saber cuando atacar, cuando debe entrar a rueda de un atraque o otra no…Esfuerzo, sacrificio, intuición, estrategia….y victoria.
La tarde del sábado comenzó con mi Betis ganando en Irún. Es cierto que mi equipo parece mejorar después de salir de la UVI (¿ahora la llaman UCI, no?), pero el enfermo aunque muestra cierta mejoría sigue inquietando con esos altibajos, casi de montaña rusa, en su juego. Tenemos que reconocer que parece que también la suerte nos cambio para bien. Esas ocasiones que antes los contrarios siempre materializaban en gol, ahora se quedan en los palos y en un ¡uy!; mientras que los atacantes béticos parece que se han encontrado con el gol. En resumen: ahora parece que sabemos a que queremos jugar y lo intentamos como equipo.
Después, a la noche, el Sevilla de mis amigos vuelve a empatar en casa, esta vez con el Deportivo. Parece que este equipo, guardándose para la final de la copa y para hacer algo mas de historia en la Liga de Campeones, se está complicando la vida en la Liga, y eso que los resultados acompañaron con la derrota del Mallorca en Getafe y del Valencia en Barcelona. Sin embargo, necesitará un punto más que el Depor, porque en caso de empate al final de liga los gallegos superarían al Sevilla en la clasificación. El debate sobre Jiménez cumple un capitulo más.
La tarde-noche del domingo de futbol cumplió las expectativas. Lo de Messi es de otra dimensión, en el primer gol su equipo le falto regatear al poste, gol fantástico que hace casi olvidar el “jatri”. El Barcelona no anda fino, es una prueba tanto para Guardiola, como para sus jugadores. Tras un año de éxitos sublimes, deben afrontar la presión de los resultados y de su eterno rival.
Tras la euforia de liderato del Madrid la jornada anterior, y el fracaso estrepitoso de la eliminación de la Champion el miércoles, los madridistas miraban con atención que pasaría en Zorrilla. Era de esos partidos en los que o se aplaza la crisis con la victoria o se agrava con una derrota. Has leído bien: se aplaza la crisis. Puede parecer curioso, pero el Madrid aunque sea líder de la liga, es un equipo en crisis. No transmite la confianza de los líderes, y siempre nos deja la sensación de que nos pueden dar la sorpresa en cualquier momento.
En fin, salió el sol y la luz iluminó nuestro panorama deportivo. Volvemos a la rutina de nuestra semana con la promesa de acción en la Liga de Campeones con el Sevilla el martes y el Barcelona el miércoles. Mientras tanto, ser infinitamente felices.