lunes, 8 de marzo de 2010

DEPORTE ES DEPORTE

Porque el futbol es futbol, el tenis es tenis, el baloncesto es baloncesto…el deporte es deporte. Todos los deportes, además de las condiciones de actividad (¿física?) de superación y de competición, en mayor o menor medida y en sus distintas manifestaciones, se han convertido en una de las actividades sociales que mayor poder de convocatoria concita.
En cuanto a lo de actividad más o menos física, podríamos retomar el debate. Pero creo que nadie puede dejar de reconocerla como una actividad social. Esas familiar que cumplen el ritual de ir cada fin de semana si y otro no al estadio de su equipo, los padres que cada fin de semana cogen el coche para ir a ver a alguno de sus miembros participar en competiciones deportivas, los clubs deportivos de pequeñas poblaciones o de barriadas de grandes ciudades que se convierten en catalizadores de sentimientos de unidad y pertenencia a un grupo…
El deporte en nuestro país se ha convertido (ahora que pasamos una crisis) en una actividad económica y creadora de empleo muy importante. No me refiero a los fichajes millonarios o a club que tienen un presupuesto mayor que muchos ayuntamientos de nuestro país.
Cada vez, más gente, hace de su modo de vida el deporte. Monitores, instructores, entrenadores, jueces, árbitros, gestores deportivos… La proliferación de escuelas deportivas y club de distintas disciplinas deportivas, han dado como resultado un conglomerado de pequeñas (y no tan pequeñas) actividades que permiten “ganarse la vida” a mucha gente en nuestros barrios, pueblos y ciudades.
Quien piense que puede existir un divorcio entre este tipo de deporte modesto y el de más alta élite, se equivoca. El deporte base existe porque existe la posibilidad de que algún día alguno de esos niños o niñas que hoy aprenden y ejercitan un determinado deporte, pueden llegar a la élite. Aunque muchos padres nos contentemos con que nuestros hijos practiquen un deporte porque es sano y una forma de más de educación para ellos, muchos de ellos muestran capacidades para intentar ser algo más, y ahí están los profesionales de deporte que dirigen y acompañan a nuestros hijos a conseguir sus sueños.
Alguien habrá pensado ¿y que me dices del deporte amateur? La gente que juega al futbol en la liga local de su barrio o su ciudad, son consumidores de futbol. Como mínimo el de la televisión y en muchos casos del equipo de su ciudad o de uno de los grandes, Madrid o Barcelona. Eso sin hablar de los deportes más minoritarios, en que los que la práctica del deporte “por afición” lleva una implicación mayor de los practicantes del mismo para crear una “masa critica” importante en su ámbito territorial (barrio, pueblo o ciudad) para que no falten unas instalaciones mínimas para poderlo practicar.
En fin, sobrarían argumentos para demostrar la importancia social y económica del deporte en el mundo civilizado y en nuestro país. Jugando un partidillo en el patio del colegio, entrenando en un campo de albero a las afueras del pueblo, corriendo por caminos vecinales, pedaleando por cunetas de carreteras secundarias, escuchando los resultados de la jornada en la radio del coche, levantándonos de madrugada para conseguir un buen horario para “pillar” pista, animando al pequeño de la casa triste por la derrota de nuestro equipo, gritando de alegría frente al televisor en el sofá de casa…el deporte es deporte en las infinitésimas formas de interpretarlo y de vivirlo. El deporte, en cualquiera de sus formas, nos ayuda a prepararnos para jugar la competición más importante: jugar el partido de nuestras vidas.