miércoles, 7 de abril de 2010

Barçalandia, el president Laporta, el profeta Guardiola y el Messias.

Érase un vez un país llamado Barçalandía situado en la Isla Nou Camp, donde vivían más de cien mil personas.
En este país solo se producía fútbol, sus habitantes solo tenían como único trabajo: animar a los trabajadores del fútbol. Estos trabajadores del fútbol, unos eran obreros, otros artistas y otros mandos intermedios.
Cada cierto tiempo elegían su president para, como en todo país que se precie, dirigiese el destino común todos sus habitantes, y sobre todo, organizar un equipo de producción de fútbol que los hiciera felices.
El president Laporta, cuando resultó ganador de las elecciones celebradas en Barçalandia, decidió que su concepción del fútbol debía predicarla un profeta que antes había apoyado a otros candidatos a la presidencia del país.
El profeta Guardiola había sido en su juventud uno de los artistas principales del mejor equipo de fútbol que jamás tuvo Barçalandia (la historia del país fue otra después de existir el Dream Team), y había comenzado sus primeros paso como profeta en los equipos de los más jóvenes del país. Allí empezó a predicar la palabra del Dios Fútbol a todos los jóvenes que lo quisieron escuchar.
A sus jóvenes discípulos les hablaba de que debían ser buenos con el contrario y no dar patadas: “Tenemos que jugar limpio”.
Con respecto al balón: “Al balón no se le golpea, se le acaricia. Y por supuesto, nunca se le abandona, siempre lo tendremos bajo nuestro abrigo”. “Además, el balón es un bien común. Por tanto, no te puedes quedar con él, debes compartirlo con el resto de tus compañeros de equipo”
Con respecto al grupo les decía: “Cuando jugamos somos algo más que las suma de 11, somos un equipo. Y este equipo lo forman todos los trabajadores: los que juegan y los que no”.
Con respecto al esfuerzo: “No gana el que más corre, sino el que sabe correr cuando tiene que correr y en la dirección correcta, y el que intuye cuando tiene que parar”.
Con respecto al resultado: “ Ser humildes en la victoria y aprender de las derrotas”
Algunos pudieron pensar que el Reino Celestial del Dios del Fútbol solo era eso, un reino celestial. Pero el Dios Futbol iluminó a president Laporta, y esté llamo al profeta Guardiola a predicar entre los mayores.
Como todo profeta, Guardiola anuncio la llegada del Reino Celestial del Fútbol a la tierra, a Barçalandia. Y la profecía se cumplio: el hijo de Dios llego al Nou Camp, Messi el “messias” bajo del cielo para hacer la palabra de dios Gol, regates, desmarques, quiebros, malabarismos…
El Messias vino acompañado de sus apostoles: Victor “el guardián de la puerta”, Alves “el sembrador de la banda”, Piquénbagüer “el hijo pródigo”, Puyol “el espíritu del ejercito”, Xavi “el representante de dios en la tierra que asiste al messias”, Iniesta “artistaobreroarquitectoprotector”…
Bienaventurados los que creen en el Dios Fútbol sin ver, pero afortunados los que lo disfrutamo a pesar de no sentirnos de Barçalandia, y de que Laporta no se nuestro president; porque Guardiola es nuestro profeta y creemos en su Messias.